miércoles, 27 de julio de 2011

¿Por qué escribo sobre Masonería?


Reflexiones sobre estupideces propias y ajenas en torno a la Masonería 

Los antiguos ensayos de primera mitad del siglo XX comenzaban con una palabra inquietante: Advertencia. Era el modo de adelantar con qué se encontraría el lector de la obra.

Cada vez que concluyo un manuscrito final y comienzo a revisar notas y resúmenes me doy cuenta que mis libros son de aquellos que necesitan de una amable advertencia al lector, porque quienes lo lean deben saber que están ingresando en un mundo distinto al que habitan diariamente. En apariencia, un masón es igual a cualquier persona, pero en realidad es alguien acostumbrado a vivir entre dos mundos. Desde luego no me refiero a nada sobrenatural; pero los masones no comparten muchas de sus actividades salvo con sus propios hermanos o seres muy queridos. Hasta no hace mucho tiempo era común que viudas e hijos se enteraran que el esposo o el padre era masón cuando fallecían. Solían llegar los miembros de la logia en pleno velatorio y despedir al difunto con una última cadena de unión. Aún hoy en muy frecuente que nos enteremos que alguna personalidad de la política, la ciencia o la cultura era miembro de una logia masónica luego de leer los avisos fúnebres publicados por las Grandes Logias o los Supremos Consejos.

Es cierto que el mundo ha cambiado. Los masones ya no padecemos del descrédito al que la Iglesia nos relegó durante mucho tiempo, incluso a los masones católicos, como es mi caso. También es cierto que muchos masones se dan a conocer porque es una forma de mostrar un estatus social o de pertenencia al mito de la sociedad secreta (como reza la publicidad: pertenecer tiene sus privilegios). Pero esta es la excepción y no la regla. La mayoría de los masones concurre a sus Tenidas –así se llaman las reuniones- de manera discreta; guardan sus rituales y herramientas de trabajo a cubierto de las miradas curiosas y viven, tal como lo he dicho, entre dos mundos.

No debe entenderse con esto que un masón está disociado de la sociedad en la que vive. Por el contrario, todo masón asume un compromiso con el colectivo general, con la comunidad que integra y con la construcción de la historia. El modo en el que lo hace es diverso: Algunos intentan trasladar los ideales de la masonería a su entorno inmediato; otros asumen que al perfeccionar su comportamiento moral ayudan a modificar el general con su ejemplo; todos, sin excepción, practican la filantropía en la medida de sus posibilidades. En algunos países se trata de aportes multimillonarios. El público en general se sorprendería de la cifra de la filantropía masónica en las naciones ricas. Pero aún el más pobre de todos los miembros de la Hermandad está obligado moralmente a la caridad, concepto aún más profundo que el de filántropo. Una Tenida masónica no tiene validez legal si en ella no se ha circulado, antes de finalizar los trabajos, un saco destinado a la beneficencia.

No resulta difícil describir a un masón, tomando por modelo el arquetipo general de hombre que una logia espera recibir en su seno. Pero cuando hablamos de historia de la masonería todo cambia y se vuelve más complejo, porque pese a la inmensa cantidad de libros escritos en torno a la masonería, su historia permanece incompleta y sesgada. Diversos intereses políticos y culturales han estimulado algunos aspectos de su protagonismo pero han ocultado otros. Como un álbum de fotografías, se han elegido algunas y desechado otras. La razón es simple. No hay una masonería, sino muchas. Tantas que necesitaríamos un volumen entero para describir cada Obediencia, cada Rito. Sin embargo existe un modelo masónico, una matriz.

Mi trabajo en mis blogs y en mis libros intenta ser una cronología de la matriz y un racconto de las mutaciones que el modelo masónico ha sufrido en los milenios que lleva gestándose. La masonería institucional, la fundada en 1717 –por tomar una fecha caprichosamente convencional- es apenas un fulgor debilitado de la matriz original. Su mayor atractivo es la conspiración, el secreto, la acción tras bambalinas. Pero estas mismas particularidades son, a su vez, su flanco más débil. Es por ello que no me gusta detenerme en las misceláneas, esas que les gustan tanto a los cultores de teorías conspirativas. Dejamos la búsqueda de los masones famosos para Google. La masonería no necesita de mitos urbanos. Su historia supera cualquier ficción posible y cualquier masón que haya rodado lo suficiente sabe que la realidad es más impactante que cualquier fantasía. Por eso tanta condena.

En efecto, fue interdicta por la Iglesia Católica, que no podían tolerar un poder oculto en sus narices; pero hay cardenales en la curia romana que visten el mandil. Fue perseguida por los sultanes otomanos  y es condenada por el Islam, aunque reyes y emires, millonarios petroleros y jefes de Estado musulmanes militan en sus filas. Fue aniquilada por el fascismo que no tolera la libertad y arrasada por el imperio soviético que propugnaba el pensamiento único. Pero resucitó apenas terminada la Segunda Guerra Mundial y renació con potencia inusitada en el Este luego de la caída del Muro de Berlín. Es recelada por la prensa libre que se ve limitada por el secreto de sus reuniones, pero los periódicos y revistas vuelven una y otra vez con notas, reportajes y especulaciones. En fin, la masonería es sospechada por todos.
Cabe reconocer -en lo que hace al espacio geográfico marcado por el cristianismo y la Ilustración- que la mala prensa, la condena y la imagen del masón con cuernos y olor a azufre ha sido azuzada principalmente por la Iglesia Católica y por algunos masones muy interesados en alterar los nervios de los señores príncipes de Roma. Debe saber el lector, de ante mano, que la confusión y la mala fe ha estado presente en ambos campos y que mi blog dedica extensos apartados a este asunto.

Pero toda esta mala prensa no ha hecho más que atraer la atención general, pues está visto que los filmes y las novelas se suceden. Desde la ficción se le construye una nueva mitología popular en la que todos quieren mirar. Se la define poderosa y sus escándalos se ventilan por Internet. Pero aún así permanece más hermética que nunca. Sus Grandes Maestres no se cansan de desmentir que sea una sociedad secreta; dicen que es una sociedad con secretos, o una sociedad discreta. En algunos países se modifican los antiguos juramentos, cuyas penalidades hoy aparecerían como crueldades inadmisibles, pero sigue habiendo muchos que estarían dispuestos a dejarse marcar la espalda a fuego con tal de ingresar. Así las cosas, los masones se expanden por millones en todo el orbe, sobrevivientes de una estirpe que camina por la tierra desde tiempos remotos, desde la noche misma de los tiempos. El grave problema es que muchos de ellos, la mayoría, están olvidando qué es la masonería.

El siglo XXI la encuentra con más vigencia que nunca, pero tan dividida que resulta imposible definirla, a no ser por su matriz de Sociedad Iniciática.

He intentado –e intento- describir el derrotero masónico desde aquellos tiempos lejanos hasta las recientes versiones cinematográficas y literarias de la más grande organización de todos los tiempos. Para ello he seguido una ruta laberíntica, incluyendo el hilo de la famosa Ariadna. Es un viaje al pasado en el que deseché el camino jalonado por falsedades, engaños y confusiones varias y reconstruí una ruta propia que me deparó sorpresas extraordinarias.

Descubrirán los hermanos avezados y el lector inquieto que los masones caminan en la historia del hombre en cada una de sus etapas. Pero que sus motivaciones han sido diferentes según el tiempo y el lugar en el que han actuado. Descubrirán que la realidad supera a la ficción y que –por más empeño que pongamos los masones- la masonería siempre dará tela para cortar a todas las teorías conspirativas, porque los masones aman el secreto y en el secreto está su fuerza.

¿Cómo resumir una historia tan vasta? De momento seguimos decididos a no llenar las hojas con listas interminables de masones famosos, ni de definiciones esotéricas que resultan imposibles de explicar en trabajos públicos. He querido describir, a modo de una guía del viajero, el serpenteante camino de una organización que nació en el Oriente Mediterráneo – cerca de donde los arqueólogos ubican el “Jardín del Edén” y que hoy posee sucursales en cada ciudad importante del mundo, salvo en aquellos países donde no hay libertad, es decir, donde al hombre se le impide ser humano. 

5 comentarios:

  1. Una buena pregunta..

    Creo que escribes porque es necesario que alguien aporte rigor histórico, ha corrido tanta tinta acerca de la masonería y de los masones que el lector o el interesado bien pudiera perderse.

    Es necesario tu trabajo dado el lector o interesado en la masonería suele moverse en función de la actitud, la motivación social en unos casos y la biológica en otros, esa predisposición aprendida interiorizada que nos hace responder de un modo concreto, aunque en ocasiones son sentimientos, en cualquier caso es algo que predispone a una acción coherente con las cogniciones y afectos relativos, en este caso, a la masonería.

    Tus trabajos, la rigurosidad intelectual, el análisis que haces y el tratamiento de conflictos no admite sospecha, solo a través del rigor científico y ese cuidado detallado y exigencia muestra la evidencia.

    Muchas gracias

    JPG (Barcelona) España

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  2. Me han gustado tus reflexiones en voz alta. En realidad, escribir con honestidad -como tú lo haces- sobre temas masónicos, viene a responder a una necesidad, incluso a un destino quizá. Es un tema apasionante, y enseña muchas cosas cuando uno se mete en la indagación histórica.
    Gracias por tus trabajos.
    Te mando mi fraterno abrazo.

    Ricardo Serna [escritor]
    http://ricardo-serna.blogspot.com

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  3. Muchas gracias por vuestros generosos comentarios. Sigo creyendo que más allá de las disputas entre corrientes diversas, la historia de la masonería guarda una enorme riqueza de la que muy pocos historiadores se han percatado. Muchas gracias por apoyar este humilde aporte.

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  4. Gracias H:. Callaey por ser un guia en esta fascinante historia que es la Francmasoneria; a mis manos llego su libro de el mito de la revolucion masonica y encuentro una luz en el camino que busco constantemente sobre el pasado, y porque no, el presente masonico... Espero pronto encontrar el libro de el otro imperio cristiano...
    Saludos desde el Or:. de Ciudad Juarez Chihuahua Mexico

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  5. Soy yo, Querido hermano Jorge, quien debe agradecerte por haberte tomado el tiempo de dejarme tu comentario. La historia de nuestra Orden es muy compleja, casi laberíntica, pero allí está el desafío: Buscar, buscar y seguir buscando, aunque no a todos les guste lo que se encuentra.
    Pienso que muchos Hermanos se han acostumbrado a creer que la Masonería es lo que ellos quieren que sea. No creo que sea así. Si no encuentras "El otro Imperio Cristiano", en el blog hay buenos resúmenes de su contenido. Un fuerte abrazo desde Buenos Aires

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Nueva edición de "La Masonería y sus orígenes cristianos"

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